Semana 5, Por qué las masas intervienen en todo, y por qué sólo intervienen violentamente.
Posted by Aleph on 2016/05/18
Lunes, martes y miércoles.
A menudo mi no-maestro en sus dragonteas escribía de cómo no hacerle caso a esa prostituta del poder imagológico llamada Actualidad. Casi nunca en sus entregas semanales comentaba una noticia, y, caso de hacerlo, siempre a toro pasado de al menos un par de meses. Es así de igual modo que, por citar, yo hoy no hablaré de la dimisión de Gallardón porque le han tirado para atrás su reforma de ley antiabortista; ni de los casi nueve mil eurazos mensuales que va a pasar a embolsarse en su nuevo cargo (recordemos los 645 del sueldo mínimo interprofesional para echarnos con rigor y justa razón las manos a la cabeza). Tampoco hablaré hoy de la semana rebelde nipona que invita a las fuerzas perras del poder a diseminar gas pimienta en las plazas abarrotadas de insurgentes; no se apaga el fuego de las revoluciones quincemayistas y occupyistas aunque las administraciones capen internet (¡¡Viva el cliente de mensajería Firechat con su protocolo descentralizado!!). No hablaré tampoco del ex-president ex-honorable (y, según mi lírica de semanas pasadas, ex-català) apuntando con el dedito de acusar a sus compadres en el parlament de Catalunya cuando le interrogan por sus dineritos, amenazando lo habitual de que si cae él caen todos; ni del actual president respondiendo a la concisa pregunta de la periodista Ana Pastor: ¿es usted corrupto? con un anfibológico: creo que no. Tampoco he de hablar hoy de la Rusia de Putin bajándole la cuota de mercado a la prensa extranjera desde el cincuenta por ciento al veinte. No se hablará de la muy abierta batalla entre las eléctricas y las solares a cuenta del monopolio energético. Etc.
Más bien, al contrario, mirada atrás, a los clásicos. Y, ya habrás adivinado por el título, rebelión de las masas, quien te escribe se ubica dentro de ese conjunto bautizado con el pomposo nombre de “masa rebelde”. Comenzamos, entonces, la quinta semana con un manifiesto perversionado siempre con el punto de mira enfocado a responder a la pregunta que intitula el capítulo VIII de la primera parte del librito de don Ortega y Gasset. ¡Sastipén talí!
- MANIFIESTO perversionado (
- original)
- Soy un vientre terrenal, un mayestático, quien habita en la mente de los espontáneos y creadores.
- Pluma, corazón, sangre y tintero.
- Fui Galileo Galilei, demostré con un telescopio cuanto Copérnico postuló del modelo heliocéntrico, así es.
- Soy Gargantúa, constructor de la Abadía Thelema. Soy el “hacer” de las voluntades.
- Soy el albedo de la Edad de Plata de las letras españolas. Y la llama de la Rosa de foc. Y las tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida.
- Soy un poeta en Nueva York, cruzando un puente, y advierto que la vida no es sueño y grito, hasta tres veces: ¡alerta, alerta, alerta!
- Soy trapos manchados de sangre: una bandera negra y también la sábana blanca de un parto.
- No soy el Estado Mundial en el Mundo Feliz; ni la habitación 101 en 1984; ni el cuerpo de bomberos en Fahrenheit 451.
- Soy la negentropía en la consideración de que el republicanismo liberal aunque era la izquierda de su tiempo con la llegada del marxismo de masas se escoró a la derecha por la propia naturaleza. Soy el pacifismo, la noviolencia, la sensación de construcción valiente e ingeniosa en la impermanencia. Soy la cera derretida en las alas de Ícaro. Soy los rostros que se tapan el rostro para que se les vea, el pueblo que se levanta en armas para lograr la paz ante los tiranos.
- No soy el pueblo que está obligado a prevalecer, ni el pueblo elegido.
- Soy un íbero, un campesino que desconoce la existencia del imperio. Soy un mestizo un sexto heleno, un sexto dogón, 1/6 esquimal, 1/6 azteca, 1/6 maya y un sexto hindú.
- En el 94 fui Chiapas, en el 95 fui Madrid, en el 99 fui Seattle, en el 2000 fui Praga, en el 01 fui Génova, Barcelona, Porto Alegre, en el 03 fui el clamor por la paz en todo el mundo, en el 07 fui Rostock, en el 11 fui la Plaza Sol… ahogando las palabras de la élite financiera global.
- De abajo arriba de tu cuerpo soy una serpiente de energía con siete costillas: Muladhara, Svadishtana, Manipura, Anahata, Vishuda, Ajna, Sahasrara.
- Soy el hilo de Ariadna. Soy los cuatro enemigos del hombre de conocimiento: el miedo, la claridad, el poder y la vejez. Soy un loco a bordo de la Stultifera Navis. Soy un poeta maldito y un escritor de ruptura. Soy Sánchez Ferlosio cantándole a la paloma. Soy el punto en el que todo está en el mismo lugar al mismo tiempo. En la magia —y en la vida— sólo existo en el momento presente, el ahora.
- En este mundo de hoy: soy meditación. No soy suicidio global.
- Soy una voz de Antonio Porchia.
- Soy las manos manchadas de quien concibe su poesía pecando cuando regresa de tocar fondo. Soy quien descubre que no me pueden atar el alma por mucho que el carcelero no levante la aldaba y que debo, siempre, guardarme un centímetro cúbico de dignidad para que, yo pueblo, pueda gritar ¡libertad!
- Sé que para este mundo sencillo de hoy, cómodo y satisfecho con tan poco, soy demasiado exigente y hambriento. El mundo me rechaza: tengo para él una dimensión de más. No me pertenece nada más que la muerte, y la eternidad.
Resto de la semana.
Se enmarca esta segunda parte de la quinta entrega de las «IV dragonteas, diario de un escudero: Salúd y libertad», no olvidarse, en el contexto de responder a la pregunta que la intitula y que es formulada por alguien considerado uno de los filósofos más relevantes de una de las dos Españas que hiela el corazón a los españolitos que vinieron al mundo y que es la España liberal.
Si un tiempo representó a la izquierda, tras 1789 representa a la derecha, ese liberalismo, si demócrata, se tiene a sí mismo –nos dice el ilustre– como «la más alta voluntad de convivencia», abanderando la resolución de «contar con el prójimo según el principio de derecho político donde el poder público, no obstante ser omnipotente, se limita a sí mismo y procura, aun a su costa, dejar hueco en el Estado que él impera para que puedan vivir los que ni piensan ni sientes como él, es decir, como los más fuertes, como la mayoría.»
Con seguridad, nuestro filósofo creía con firmeza en esa máxima de «el mercado se autorregula»; y, más, de haber vivido nuestra época en lugar de la suya, hubiera invertido cierto capital en activos financieros en Fondos de alto riesgo, así como, 2008, hubiera alzado a «principio de verdad cultural» cuanto las agencias calificadoras auguraban sobre la economía mundial. En una suposición, le hago opinar apócrifamente, nuestro filósofo consideraría la triple crisis mundial (económica, energética y alimenticia) en que los altos dirigentes del sistema de economía mundo capitalista han sumido a occidente como «una cosa bonita, paradójica, elegante, acrobática y antinatural».
Desde el teórico Milton Friedman y su compadre de juegos el dictador fascista Pinochet en 1975 hasta la diseminación de los activos tóxicos por los circuitos financieros de la economía global tras el desplome de Lehman Brothers y hasta el rescate de la banca con dinero público, cuanto los «enemigos del comercio» –como denota Antonio Escohotado. Desde los sindicatos aunando los intereses de los trabajadores ante el fascismo a principios del s. XX hasta las rebeliones de acampada en las plazas niponas vigentes en el momento de escribir esto.– han tildado de barbarie no es sino un ejercicio del «derecho de vulgaridad». Siempre en el buen entendimiento de que los cuerpos del orden público poseen el derecho exclusivo de uso de la fuerza legítima, que es bastante violenta.
Un ejercicio descivilizado, muy en lo contrario que ese liberalismo –escribió el filósofo, seguramente sin imaginar la dimensión y la cantidad de cuchillas instaladas en la valla de Melilla en la frontera entre España y Marruecos; o, ni me detengo a describir, la de la frontera entre E.E.U.U. y Méjico. Así como, apuesto, sin imaginar la sevicia del término «deuda odiosa» en concepto de la deuda externa que contraen las élites en nombre del pueblo.– especializado en la convivencia.
Experto y amante de «civis: ciudad, comunidad, convivencia» el «hombre de selección» –muy meditadamente y no sólo pensamiento de unos minutos, nos cuenta el filósofo, aunque, a mi juicio, burlándose del lector pues el bipartidismo español (Cánovas) es bastante anterior a la redacción de sus letras; estoy rodeando con el bolígrafo un titular de periódico, 2011, donde cuenta la modificación del artículo 135 a que aprobó el gobierno del PSOE (y que sancionó un nuestro monarca obligado a dimitir por ecos de corrupción y apropiamiento indebido de dinero público) para garantizar el principio de estabilidad presupuestaria, vinculando a todas las Administraciones Públicas en su consecución, reforzar el compromiso de España con la Unión Europea y, al mismo tiempo, garantizar la sostenibilidad económica y social de nuestro país pero que traducido para el hombre-masa significa una reducción del techo de gasto en obra social o endeudamiento del Estado para garantizar el bienestar de sus habitantes: los famosos recortes, el famoso tijeretazo en educación, sanidad, etc. El hombre de selección, decía al principio del párrafo…– permite vivir con el enemigo y se permite gobernar con una oposición. ¡Buff!
Así, rematando, vamos con la primera parte de la pregunta: ¿por qué las masas intervienen en todo? ¿Por qué interviene este prototipo de hombre hermético que se considera a sí mismo perfecto con las cuatro ideas instaladas a un tiempo en su coleto suficientes para hacer cuanto antes –principios del siglo XX– no hacía: participar de la vida pública ejerciendo «legítimamente» –os digo yo– en una democracia, cuanto el agente demos constituye, o sea, el poder constituyente?
Pues la respuesta es de cajón, obvia. De donde se puede deducir, ¿no te parece?, la pregunta es capciosa. Si acaso no era retórica, claro.
Vamos con la segunda parte: ¿y por qué sólo intervienen violentamente? ¡Ui! ¡Achisssss! Recuerda, recuerda:
Enlaces:
1 Sanción real, donde se notifica la modificación del artículo 135, leer.
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